23/6/12

Reflexión: Preguntas.

Entrada íntimamente relacionada con varios asuntos expuestos en la entrada anterior: Mentira y Decepción.

Pues bien, estos últimos días han sido de bastante reflexivos para mí. Cada decisión tomada, cada palabra dicha, cada movimiento hecho, han sido pensados de manera minuciosa. Quizás no debería darle más importancia de lo que se merece a "ciertos asuntos recientes", pero es difícil no hacerlo, particularmente después de todo lo que ha ocurrido en los últimos años. Es como si aún me negara a creer o aceptar lo que pasó. Sé que debo hacerlo, pero no es algo fácil que se pueda lograr con sólo pensarlo y ya... se necesita de algo muy importante: tiempo.

 Tiempo, tiempo... el tiempo lo cura todo.



Tal vez se me ha hecho difícil dejar de pensar en ello porque, aparte de ser algo muy reciente, es algo que aún no logro comprender; es algo que cambió muchas cosas tan sólo en un instante. Muchas cosas fueron afectadas por esos hechos, muchísimas. Muchos me han dicho: "Ya pasó.", o "Le das demasiada importancia al asunto.", o "Supéralo, no vale la pena.", y otras cosas similares, y se que tienen razón, pero no es tan fácil de hacer. Sí, a estas alturas es algo por lo que no vale la pena sufrir, pero el tiempo es el único que puede hacer algo al respecto; además, no es que esté encerrado las 24 horas del día en un cuarto sin ánimos de vivir o sin pensar en avanzar en la vida (si fuera así, las cosas estarían realmente mal).

Mis metas están claras, y, a pesar de que no son las mismas de antes, están claras. Es difícil hacer muchos planes para el futuro y que de un día a otro te des cuenta que ya no sirven, y que debes cambiarlos... es muy difícil, pero es parte de la vida. Soy del tipo de personas que si algo te sale mal, pienso que quizás fue porque no lo intenté lo suficiente, o porque era algo que no dependía enteramente de mis fuerzas; pero nunca me ha gustado pensar: "Algo me salió mal, no vale la pena seguir viviendo". Quienes piensan así, vayan a donar sus órganos a alguien quien realmente los necesite y que tenga la voluntad y deseos intensos de vivir la vida, es lo mejor que pueden hacer.

Eso sí, el que mis metas estén claras y sepa que la vida continúa a pesar de las adversidades, no quiere decir que no me sienta aún afectado, después de todo, es normal sentirse mal cuando hubo muchas cosas de por medio: vínculos, lazos, sentimientos, promesas, momentos, planes, etc., que a la final resultaron ser no más que mentira y decepción. Supongo que lo que hace que aún me afecte bastante la situación es las respuestas oficiales que nunca obtuve a las preguntas: "¿Por qué?", "¿Qué hizo que las cosas ocurrieran de esa manera?" y "¿En qué momento las cosas dejaron de ser lo que parecían?". Es algo que probablemente nunca sabré. Se que tiene que ver con el egoísmo y el pensamiento tipo "Sólo yo existo", pero también pienso que nadie puede crear tantas cosas (vínculos, lazos, etc.) y conectarse tanto con otra persona sólo para su propio beneficio y sin haber sentido realmente algo... ¿o tal vez sí? Quizás soy muy inocente y aún creo en la buena fe de los seres humanos.

Continuar las cosas como si nada hubiera ocurrido es difícil, pero para nada imposible. Todo es cuestión de reflexionar sobre lo que pasó y usar los puntos de experiencia obtenidos para subir de nivel.

Al menos mi conciencia está tranquila, porque sé que hice las cosas bien hasta el final... además, siempre existirán canciones mágicas como esta que me darán paz y tranquilidad:

¡Tremendo tema!

19/6/12

Mentira y Decepción


Quienes me conocen saben que no suelo generalizar, nunca me ha gustado hacerlo; sin embargo existen muy contados casos en los que se puede generalizar la gran mayoría de las veces sin temor a equivocarse. Entre ellos podría incluir cosas como la religión o la política, pero en este caso hablaré de una de las características más peculiares del ser humano: su capacidad para mentir. (Aunque irónicamente, la religión y la política tienen bastante que ver con la mentira.)

Sí, ya se que todos sabían que aquí iba a aparecer Pinocho.



Como dato cultural, observemos lo que el diccionario de la Real Academia Española nos define como mentira:

Mentir (del lat. mentīri).
1. intr. Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa.
2. intr. Inducir a error. Mentir a alguien los indicios, las esperanzas.
3. tr. Fingir, aparentar. El vendaval mentía el graznido del cuervo. U. t. c. prnl. Los que se mienten vengadores de los lugares sagrados.
4. tr. desus. Falsificar algo.
5. tr. desus. Faltar a lo prometido, quebrantar un pacto.

Es decir, podemos afirmar que la mentira es lo contrario de lo que definiríamos como “verdad”.


La mentira es algo que puede causar una enorme cantidad de efectos diferentes, dependiendo de la persona quien lo diga, desde luego; también hay muchos tipos de mentiras, algunas “inocentes” y otras muy fuertes y vitales que son capaces de determinar algo.

No siempre es malo mentir, después de todo, es posible mentir con respecto a algo para evitar problemas mayores y sin causar daños en el proceso... aunque en la mayoría de los casos, hacer esto puede ser peor que decir la verdad en dicho momento, pero no siempre es el caso. Como el buen Dr. Gregory House solía decir: “Todos mienten”, y no es mentira, todas las personas hemos mentido alguna vez, aún mentimos y seguiremos mintiendo. ¿Razones para mentir? Hay muchísimas, y depende de las circunstancias, por lo cual nadie debería juzgar a alguien sin conocer toda la historia o los hechos verdaderos que lo llevaron a mentir.

Sin embargo, hay un momento donde mentir se vuelve una acción inaceptable, o al menos imposible de ignorar, y es cuando al menos un elemento es afectado por dicha mentira. Por ejemplo: mentir cuando alguien pregunta sobre tu estado de ánimo es aceptable, porque nadie, excepto el que miente, resultaría afectado; caso contrario a mentir, por ejemplo, para negar algo que tú hiciste y culpar a otro. En este caso puedes meter en problemas a otra persona, dañar su imagen, su reputación, etc., simplemente porque no tuviste el valor para aceptar tu culpa.


Pero no todo es así de básico y simple con respecto a la mentira. Hay muchísimos factores que podría destacar al respecto, pero la entrada resultaría muy extensa. El punto es que no todas las mentiras son malas, simplemente lo son las que engañan a una persona, a un grupo, o que pone en riesgo la vida, salud, futuro, o "algo" de alguien.

Todo un clásico en la historia del cine. (?)


Los dirigentes políticos y religiosos, para mí, son los especialistas en el mundo de la mentira, y quizás son de los más dañinos que existen, ya que juegan con la creencia, la fe y las esperanzas de las personas. Suelen hacer promesas y jurar que las cosas serán mejores si los apoyan, y la gente suele creerles.

Pero no sólo los políticos o religiosos son los únicos que mienten, eso está de más decirlo, pero son quienes afectan más el mundo. Pero hay algo que hace que esta situación sea aún peor, y es cuando la misma gente se miente entre ella. Tal parece que hoy en día mentir y jugar con las esperanzas de los demás se ha convertido en una especie de deporte mundial. Mucha gente miente tanto, y con tanta dedicación y esfuerzo, que pueden compararse con los dirigentes políticos y religiosos que dirigen el mundo en la actualidad.


Mentiras más comunes:

-Ya regreso, voy a comprar una caja de cigarrillos-. El esposo a su mujer antes de desaparecer para siempre.
-Tú eres el primero/Soy virgen-. La mujer a su pareja antes, durante o después de su primer encuentro sexual.
-Ya no lo haré otra vez-. Cualquier persona ante cualquier regaño o reclamo.
-¡Te amo!- Cualquiera que sienta "algo" por otra persona.
-No eres tú, soy yo-. Cualquier persona con poca autoestima.
-¡El lobo, el lobo!-. Pedrito por cuarta vez antes de ser ignorado por la gente y comido sangrientamente por el lobo. (?)

Entre las mentiras que considero más bajas, es cuando se juega, no sólo con la esperanza de las personas, sino con sus sentimientos. Muchas personas son muy inestables emocionalmente, y cuando son víctimas de la mentira, las cosas pueden empeorar para ellos. Decir, por ejemplo, a una persona que la amas, puede cambiar la forma de vivir de esa persona, porque le estarías dando a entender que te interesa y que quieres compartir (al menos en el presente) tu vida con ella, pero, ¿qué ocurriría si luego le dices que es mentira y que en realidad no es amor lo que sentías, sino simple gusto, agrado o atracción? Ahí estarías rompiendo sus esperanzas o ilusiones, incluso sus planes (si estaba creando algunos). Se podría decir que estarías siendo honesto al confesar eso, y eso está bien, pero también hay que tomar en cuenta el tiempo que ha transcurrido antes de decirlo. No es lo mismo estar con alguien varias semanas, o meses y decir que realmente no sentías nada de lo que jurabas sentir, a decirlo años después, y luego que muchos planes y proyectos se han iniciado. Claro, hay casos donde aún no se ha llegado al punto del no-retorno y es mejor hacer esto, pero no siempre suele ser así, y los resultados no siempre son los más favorables.

"Te estoy diciendo la verdad, lo juro."



Ese es tan solo un ejemplo, por lo que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia (?). Pero creo que se entiende lo que se quiere decir.  Claro, como dije, no todo es tan simple o básico en estos asuntos, pero es un hecho que mentir cuando se involucra a otra persona hace mucho más daño que bien.


Y para terminar, aunque parezca fuera de lugar, les dejo una de las mejores escenas del universo.





Mentiras, traición, manipulación, engaños... Scar es realmente un maldito.

2/6/12

La Consciencia - Parte 1


Si hay algo que siempre he dicho, y que difícilmente algo me hará cambiar de opinión, es lo podrido e irreparable que está la sociedad hoy en día. Siempre he sido de los que piensan y creen firmemente que nunca se verá una mejoría de las malas situaciones en las que nos encontremos si no hacemos un cambio nosotros mismos. Bien lo dice la canción “Man In The Mirror” de Michael Jackson:

Si quieres hacer del mundo un lugar mejor, mírate en el espejo y entonces haz un cambio.


Para mí, esto es una especie de regla o mandamiento que trato de seguir en la medida de lo posible todos los días de mi vida... ¡porque no es algo imposible de lograr! Todos podemos hacerlo si tenemos una determinación alta y firme. De hecho, pienso que quienes no siguen esta regla, estarán destinados al fracaso, ya que si ellos no cambian es porque esperan que los demás lo hagan, o que el mundo se adapte a ellos; y si algo es una realidad, es que en la gran mayoría de los casos nosotros somos quienes nos debemos adaptar al mundo, no el mundo a nosotros.

Por ejemplo: he conocido personas quienes creen que todo mejorará mágicamente si sus líderes o si el sistema cambia; es decir, suelen pensar de esta manera: “Si la cerca de la plaza está rota, eso es culpa de las autoridades quienes no la han reparado. Hay que sacarlos y poner gente capaz, es la única manera que las cosas funcionen como deben.” Ahora, ¿está mal decir que las autoridades son malas y que la cerca rota es responsabilidad de ellos por su falta de atención? Por supuesto que no, después de todo, puede ser cierto, quizás las autoridades en ese caso ficticio no sirva para nada y esté formada por gente incompetente quien no le presta atención a los problemas de la comunidad, pero... ¿ahí acaba todo? ¿No hay algo que podamos hacer nosotros mismos por arreglar esa cerca? Cuando llegamos a un estado en el que dependemos enteramente de algo para resolver cualquier tipo de inconveniente que tengamos, ahí hay un problema. Nosotros también tenemos el poder para resolver nuestras incomodidades.

Muchos de nuestros problemas pueden solucionarse acudiendo al lugar correcto en el momento correcto.


En esta vida he conocido todo tipo de personas, desde las más trabajadoras y fuertes, hasta las más flojas y débiles. Cuando hablo de fuertes o débiles, es obvio que no hablo de fuerza física, sino de fuerza espiritual, fuerza para lograr las cosas que se propongan... lamentablemente, he conocido más del segundo tipo que del primero.

Hay personas quienes hacen sacrificios enormes y se esfuerzan de gran manera para lograr sus objetivos y metas en la vida; sin embargo, existe la el lado opuesto de este tipo, el cual es el tipo de personas quienes viven simplemente “dejándose llevar por la corriente” y dependen del movimiento de otros para progresar en la vida. Por lo general, estos últimos no suelen tener aspiraciones reales, es decir, no piensan en el futuro, sino que viven únicamente el presente. También están los que lo tienen todo y por eso no tienen motivos para esforzarse. Estos pueden llegar a ser los peores, ya que la gran mayoría de estos no piensan en los demás y únicamente les importa su propio bienestar... que aclaro, no es que esté mal pensar únicamente en tu bienestar, después de todo, y como dije en mi entrada anterior, ¿dónde está decretado que debes ayudar a los demás? ¿Quién te va a obligar a hacerlo? Aun así, me parece una actitud bastante egoísta.


Es como el caso que me ocurrió ayer en la mañana: Voy caminando por la calle y observo a una señora con su hijo que van caminando delante de mí. El niño anda tomándose un jugo de esos cuyo envase es de cartón. Cuando acabó con él, el niño le da el envase a su madre, y ella le dice: "Tíralo ahí." Ahora, la historia fuera buena si el "ahí" al cual se refirió la señora hubiera sido un depósito de basura, pero no, "ahí" era el suelo, a lo cual el niño obedientemente hizo caso y arrojó el envase al suelo. Siempre que veo eso en la calle termino indignándome, y le dije muy sutilmente: "Señora, a su niño se le cayó el envase de jugo.", a lo que la mujer me respondió: "Si, seguro que la calle está muy limpia." en obvio tono sarcástico. Ahora, ¿la señora tenía razón al responderme así? Lo que dijo en cierto modo era cierto, ese sector de la calle es un desastre: hay un exceso de bolsas de basura en un solo lugar, varias bolsas están rotas (ya sea por animales callejeros que buscan alimento, o por cualquier otra causa), y muchos desperdicios están regados por las calles y aceras. Bajo esas circunstancias, sus palabras fueron en cierto modo correctas, ¿no? ¿Pero dónde queda la consciencia? ¿Dónde queda la educación y los valores? Cuando era un niño siempre me decían que no arrojara basura en las calles, y que guardara lo que pensaba botar hasta que consiguiera un depósito de desperdicios. ¿Acaso a todos no les enseñan lo mismo en la escuela o en sus hogares? ¿Por qué la ignorancia? Eso es algo que realmente no comprendo. ¿Pero saben qué es peor? Que la gente que haga eso se queje cuando otros lo hacen en zonas que a estos les afecte. Si te gusta arrojar basura en la calle, ¿con qué moral te quejas de los que botan basura en frente de tu casa? Eso es ser hipócrita.

 Si todos arrojan basura inconscientemente a la calle, nadie se debe quejar de esto.


Pero lo malo no acaba ahí, sino que una vez que el mal está hecho y nuestras calles son iguales a la de la foto, ¿qué creen que es lo primero que se escucha al momento de quejarse? "¡El aseo urbano no está cumpliendo su trabajo!", "¡Las autoridades no sirven!", "¡Miren cómo nos tienen!", "¿Para esto pago mis impuestos?". Irónico, ¿no?

Así es la mayoría de la gente en la actualidad, y eso no sólo aplica con la basura, o con las quejas por algún servicio defectuoso, aplica con todo. ¿Por qué no crear consciencia? ¿Por qué no esforzarnos por mejorar el mundo? ¿Por qué no nos miramos en el espejo y hacemos un cambio?