Hace
un año hubo una gran fiesta. Me atrevería a decir con toda firmeza
y seguridad del mundo que fue “la fiesta del año”. Nunca antes había
visto tanta gente en esa casa tan pequeña, nunca habíamos estado
todos juntos como ese día. Fue un día bastante alegre, bastante
importante... pero yo sabía que era el último día que algo así
ocurriría en esa casa, yo sabía que jamás se repetiría.
No
estoy seguro si yo era el único quien lo pensaba, quizás los demás
pensaban lo mismo, o quizás algunos tenían esperanzas que no fuera
así... pero yo lo sabía, realmente lo sabía.
Gente
conocida y desconocida se encontraba ese día ahí, gente que tenía
años sin ir allá, gente quienes tenían la intención de volver a
ver a alguien con quien alguna vez compartieron y trabajaron juntos,
gente quien quiso alegrar el día y brindarle su compañía a
alguien... gente con buenas intenciones, aunque quizás no todos las
tenían. Después de todo, este mismo día, hace un año, era el
cumpleaños de una persona muy importante para muchos, unos más que
otros, pero importante a la final para todos quienes estamos unidos
por lazos de sangre... e incluso para personas que sin compartir ese
vínculo, también merecen ser llamados “familia”.
Hoy
es uno de esos días que inevitablemente causan tristeza, traen
recuerdos, nostalgia y un poco de dolor. Un día como hoy, una
persona muy importante para mi vida estaría celebrando su cumpleaños
número 86... pero no es así, mi abuela ya no se encuentra entre
nosotros, al menos no físicamente. Eso es algo que aún nos afecta,
especialmente porque no ha pasado ni siquiera un año desde que
falleció.
Su
partida ha sido la primera de la familia que me ha afectado, a pesar
de no ser la primera que ha ocurrido. La verdad mi abuelo (su esposo)
había fallecido muchos años antes (si mal no recuerdo, hace 9
años), pero sinceramente no me afectó tanto, porque a pesar de
tratarse de mi abuelo, y de siempre verlo durante mi infancia (hasta
los 9 ó 10 años aproximadamente), lamentablemente nunca tuve un trato directo con él,
nunca conversé con él de cosas personales, nunca escuché alguna de sus historias, o consejos... no
tengo recuerdos de eso, además, apenas tenía 14 años cuando eso ocurrió (estaba a
tan solo dos o tres días de cumplir los 15 años) y a pesar de todo no me hizo sentir tan mal... pero este caso es completamente diferente:
mi abuela en los últimos años fue una gran persona conmigo, y
siempre estuvo pendiente de mí, siempre.
Ella
me demostró un amor el cual siempre me arrepentiré por no haber
podido retribuírselo o pagárselo como lo merecía. Ella me contaba mucho sus
historias, y me aconsejaba bastante sobre la vida... podía sentirse
que quería verme feliz. Estaría exagerando al decir que fui su
nieto favorito, pero lo sentía así... sentía una especie de
preocupación por mí bastante fuerte que no parecía tener por sus
demás nietos... quizás por ciertos "detalles" familiares que no voy a mencionar aquí, pero estoy seguro que a todos los amaba por igual y
sin preferencia alguna.
Lamentablemente
el contacto que tuve con ella no fue durante mucho tiempo, es decir,
no fue durante toda la vida, más que todo durante parte de mi
adolescencia y mi adultez... hasta que se fue. Pero puedo decir con total seguridad que logré aprender
muchísimo de ella, ¡demasiado! Siento que fue muy poco el tiempo que
pude compartir con mi abuela, pero aprendí bastante de todo lo
que me enseñó. Ella fue una enorme fuente de inspiración y aprendizaje moral en mi vida.
Ella
tenía muchos planes, muchos proyectos; odiaba sentirse inútil, al
contrario, siempre quería hacer cosas y no le gustaba depender de
los demás para lograrlo. Era bastante sabia, ¡demasiado sabia! Muy
inteligente, y de mente abierta como muy pocas personas hoy en día
lo son. Un poco terca en algunas cosas, pero perfectamente consciente
de la vida. Conversadora excepcional, y excelente consejera. Siempre
buscaba la manera de entretenernos, y de no hacernos sentir mal,
incluso en momentos difíciles. Podía hablar de cualquier tema, y
saber realmente lo que decía. Directa para decir las cosas, y
expresarse sin ningún tipo de límites o inhibiciones (el cual es un aspecto que admiro mucho y que he "heredado" con el tiempo). Si algo no le
gustaba, lo decía sin el más mínimo impedimento... y eso era genial.
No
podría mencionar todas sus características que hicieron de ella una
persona ejemplar, realmente no podría... son demasiadas cosas. Pero
de algo puedo estar seguro, personas como ella están en peligro de
extinción hoy en día... y no lo digo porque se trate simplemente de mi abuela, es algo que solo podría saberse al tratar con ella y conocerla.
No
puedo evitar recordarla, extrañarla, pensar en ella, y ponerme
triste al querer hablarle o preguntarle cosas y saber que ya no puedo
hacerlo, es muy duro... pero si ella pudiera observarme en este
preciso momento, estoy seguro que no quisiera verme triste. Se que
quisiera verme alegre, tranquilo, sonriente y sin tristezas, echar pa'lante, y ser alguien en la vida. No es
algo fácil no estar mal hoy, pero intentaré no estarlo como su regalo de cumpleaños...
¡Feliz
cumpleaños, abuela! Cuida de mí, y de quienes realmente te amamos,
te extrañamos, y tuvimos el gran honor de tenerte en nuestras vidas.
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